martes, octubre 31, 2006

Cronopios, Famas y Anécdota

En Historias de Cronopios y de Famas, Julio Cortázar escribió un texto sobre la conservación de los recuerdos. En él decía que los famas conservan sus recuerdos envolviéndolos en sábanas negras y colocándolos contra las paredes de la sala con carteles que dicen Excursión a Quilmes o Frank Sinatra. En cambio los cronopios, también según Cortázar, "dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: No vayas a lastimarte, y también Cuidado con los escalones". Por eso, las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras que en las de los cronopios hay una gran bulla y puertas que golpean.

Anécdota
"Hacia mil novecientos cuarenta y tantos, yo era secretario de redacción de una revista literaria, más o menos secreta. Una tarde, una tarde como las otras, un muchacho muy alto, cuyos rasgos no puedo recobrar, me trajo un cuento manuscrito. No recuerdo su cara; la ceguera es cómplice del olvido. Le dije que volviera a los diez días y que le daría mi parecer. Volvió a la semana. Le dije que su cuento me gustaba y que ya había sido entregado a la imprenta. Poco después, Julio Cortázar leyó en letras de molde Casa tomada con dos ilustraciones a lápiz de Norah Borges. Pasaron los años y me confió una noche, en París, que ésa había sido su primera publicación. Me honra haber sido su instrumento. "
Jorge Luís Borges Buenos Aires, 1984

miércoles, octubre 25, 2006

Calle Some

¿Qué se supone que se debe hacer ante esta advertencia? Cada vez que paso por esta calle, me dan ganas de saltar la verja, abrir la puertita y tocar todo lo que hay dentro. Esta advertencia siempre me pareció digna de inmortalizar en una fotografía y pintoresca de la calle Some, al igual que el bichicome de la vereda de enfrente que lee los diarios con los que se cubre.


Calle Some, Parque Batlle. Montevideo.


Aparente tranquilidad


















Leer en el jardín puede convertirse en un desafío mortal. El ataque de los moscones del tamaño de los mangangas con ese sonido de helicóptero, distraen la lectura. Aunque los moscones asesinos planeen cerca, cada vez más cerca, no voy a cambiarme de lugar, yo llegué primero. ¿Donde están los derechos de los que marcan primero el territorio? Esto del pos modernismo corrompe hasta en lo primario. ¿Se puede caer más bajo?
Absorta en el relato del fusilamiento del zar Nicolás I y su familia, descubro una araña del tamaño de un botón, caminando por mi brazo izquierdo. Soplo a la intrusa como un gigante ante una pluma, pero la desgraciada vuelve a caminar por mi brazo que tiene los pelos erizados. Una rusa cuenta En Siberia que la religión ortodoxa santificó a los miembros de la realeza fusilados. Tiro la araña al pasto. A contraluz encuentro un hilo de telaraña, lo desarmo con la mano y con un ojo en la lectura y otro en mi brazo, vuelvo a pescar a la descarada caminando por el posabrazo de la silla. Para no fallar esta vez, la llevo a otra punta del jardín con una ramita. En Siberia una viejita busca trasmitir lo positivo de los campos de concertación o cárceles infrahumanas donde ella realizaba trabajos forzosos. A punto de largar un lagrimón cuando la siberiana se quiebra al revivir esos momentos para un periodista entrometido, Josefina lloriquea. Josefina, cachorra de un mes, rasca con su patita las patas de la silla y me mira como si la estuvieran por degollar. Me rindo. Dejo el libro y la subo a mi falda. La acaricio mientras me lame el brazo. Cuando se cansa de lamerme, trata de llegar a la capelina. Logro tranquilizarla. Agarro el libro con la intención de continuar la lectura, pero Josefina desconcertada, ladra al libro que tapa mi cara. Trata de tocarlo con la patita, no puede, vuelve a ladrar. Entonces, optó por jugar con ella en el pasto.
Luego de un rato vuelvo a la lectura. Josefina duerme debajo de la silla. Ahora sí, retoma la primacía a la especie dominante y la tranquilidad ficticia de la naturaleza. Dos hormigas suben por la silla. Me voy al balcón.


Advertencia: Es altamente perjudicial leer debajo de un árbol. No importa el calor, busque otro lugar con sombra.

jueves, octubre 19, 2006

Las exhibicionistas de Punta

El cuerpo voluminoso se mezcla en un soplido con el de la otra. Aparecen y desaparecen en las aguas tranquilas de la mansa. Despreocupadas de las miradas indiscretas, juegan sin parar. No conocen el pudor, se mueven instintivamente a escasos metros de la orilla.
El espectáculo lo dieron, el martes, dos ballenas francas australes en las playas de la mansa. Mi padre me despierta a las 8 de la mañana con un beso y me avisa que hay dos ballenas en la parada donde vivimos.
Este año sólo había visto unas pocas en agosto y septiembre, siempre de a dos, bueno a veces hay más.

Las “exhibicionistas”-según las llama mi abuela- buscan estas aguas calientes y tranquilas para reproducirse.
La industria de la zona en el S XIX y a principios del SXX era la caza de las ballenas. Hasta 1910 funcionó un puerto ballenero y una factoría en la Isla Gorriti. El escudo de Maldonado refleja esta situación. Antes eran cazadas indiscriminadamente, hoy brindan un espectáculo que atrapa a cualquier espectador.

miércoles, octubre 18, 2006

Oficio: farero

Es de esos oficios que nunca quieren ser los niños de pequeños. ¿Qué querés ser cuando seas grande? Arquitecto, astronauta, Superman, pero nunca, nunca farero.
En estos días subí a dos faros y conocí a dos fareros. Gustavo hace un año que es farero en el de Punta del Este . El marino, uniformado y tatuado en la mano con un ancla, prefiere el faro de la Isla de Lobos antes que el de Punta del Este, según dijo, por la tranquilidad de la isla.
Traduzco: prefiere convivir durante quince días, solo, con cientos y cientos de lobos de todos los tamaños y pelos que largan un olor nauseabundo, en una extensión de menos de dos hectáreas. Luego aclaró, con cierta lucidez, que el peor faro es el de José Ignacio, en especial, en invierno.
El comandante Richard de la Armada Nacional no estaba alejado de la realidad al afirmar que los fareros son gente muy especial. Gustavo se prepara para irse al Congo en seis meses.

Julio, el farero de la Isla de Flores (se ubica a 16 millas sueste del puerto de Montevideo y tiene una extensión aproximada de 1.800 metros de largo y un ancho que varía de trescientos a quinientos metros) cambió la aviación naval de Maldonado por la inhóspita isla. El suboficial está contento con su trabajo porque según comenta, “me alejan de la timba y de los bares”. En la isla rocosa no hay más que gaviotas y ruinas de un lazareto de enfermos terminales y un horno crematorio. En invierno, el viento y el frío son despiadados, y en verano, la falta de sombra hace que el calor sea sofocante.
Función del farero: Mantenimiento, control de la bombilla de 300 voltios y guía turística de los curiosos esporádicos.
Esto demuestra la lucidez de las inocentes cabecitas, que de vez en cuando, habría que tomarlos en serio.

¿Existirán fareros mujeres?


Día del Patrimonio: día destinado a la visita de lugares públicos cerrados el resto del año al común de la gente.

martes, octubre 10, 2006

Brisas

El aroma del pittosporum, el vuelo de las glicinas violetas y la belleza de las calas son síntomas de la primavera-
Los abrigos pierden protagonismo y hasta el placar parece más liviano. Es la época que me dan ganas de regalar cometas de flores y helados de agua a los niños. En este mes cumplen mis tres hermanas y Rocío.

Lunas



Confieso que Frida no es santa de mi devoción y en materia de lunas, Cuneo-uruguayo- es el pintor por excelencia. Las lunas llenas de estás últimas noches son dignas de reproducir hasta el hartazgo.
Sólo pude encontrar está luna nueva de Cuneo que hubo antes de la llena.
¡Cuidado con los lobisones y guarda de no encandilarse!

jueves, octubre 05, 2006

Igual y distinta


Encuentra lo maravilloso en las pequeñas cosas. Le apasiona la política y el arte autorretratado de Frida Kahlo. Los espejos la hipnotizan y entre su imagen y la fantasía gasta los espejos a su paso.
Pasión hasta la obsesión no de un Diego Rivera sino de los placeres cotidianos. Brillante en el arte de réplica, y trajeada camina con aire de intelectual.
Le solían llamar muñequita de cristal y aunque el tiempo le aumente años, sigue necesitando protección. Imposible decirle que no e imposible negarle lo mejor. Igual y distinta, hoy el lienzo de Ale suma un año más y ella, tranquila, sigue pintando su realidad.-

La luna llena de hoy es tan bonita como la de El árbol de la esperanza de la mexicana Frida Kahlo, 1946.

miércoles, octubre 04, 2006

Variante del agua

Hace dos horas, tres minutos y treinta y dos, tres, cuatro, cinco segundos con cuatro milésimas de segundo que no tomo té. Esta confesión amerita aplausos. El té es una adicción sagrada en el desayuno y después del almuerzo, opcional, a la tarde y a la noche. Si bien, muchas veces, te seca la boca en vez de saciar la sed, su aroma despierta los sentidos y atrapa. El mejor es el clásico de Lipton aunque siempre está bien experimentar otros gustos y marcas. Según cuenta la leyenda, hace unos 5000 años unas hojas de té, arrastradas por el viento, cayeron en una taza de agua caliente que tenía entre las manos el mítico emperador chino Shen Nung. El soberano declaró que la infusión resultante era considerablemente mejor que el agua.
No sé si mejor, pero infaltable en una noche lluviosa como esta.

Estado del H2O



Tomar agua, sumergirse en el agua, nadar en el agua, deslizarse en el agua, quedarse en el agua. En la ducha, la bañera, la piscina, la playa durante horas, minutos, segundos… inunda de placer.

martes, octubre 03, 2006

Hora sin tiempo

Tengo un problema muy serio con la hora. El tiempo, viejo traicionero, me envuelve en su ritmo y me pierdo. Adoraría poder retrocederlo y congelarlo, hacer todo lo que debo y quiero hacer y luego dejarlo que vuelva a consumirme minutos. El domingo 1 de octubre, la R.O.U adelantó una hora sus relojes. Los uruguayos siempre adelantados.

Regreso de la hija pródiga


Desde la escalera escucho las risas de Esther y Graciela. No sé de qué se reían, pero rieron más cuando me vieron llegar. Esther dejó de amasar y me mostró todas las delicias que preparó. Sobre el mármol había alfajores de maicena, pastaflora, bombones, tarta de puerro, torta de jamón y queso, y la heladera desbordaba de comida. Graciela secaba ollas.
Este fin de semana comimos, sí que comimos y tomamos, en especial, el domingo que terminamos bailando boleros. ¡Qué lindo es llegar a casa! Todo limpio y con flores en cada rincón.
Es cierto, no hay como la casa de uno.