miércoles, agosto 29, 2007

Ahí, ahí, ¿no las ves?

Sábado 26, Maldonado.
De tarde. La parada 23 de la mansa colmada de gente, autos, motos y bicicletas. Me acerqué a unas adolescentes que sacaban fotos con cámaras digitales.
-¿Qué miran?-les pregunté curiosa.
-A las ballenas, están ahí.
Me señalan, entusiasmadas, un punto indefinido en dirección este, a la Punta del Chileno. Doy una barrida con la mirada a la bahía y nada, ninguna especie corpulenta se asomaba a la superficie. Ellas seguían sacando fotos.

-No las veo- les pregunté desconcertada.
-Ahí, son tres.
-Lo único que veo ahí, son tres boyas.
-No, no, son ballenas-,afirmaron convencidas.

En efecto, son tres boyas que están desde que se inauguró el Hotel Serena, hace cuatro años, por lo menos. Yo no vi ballenas. Será que cada uno ve lo que quiere ver.

lunes, agosto 27, 2007

Historias de aeropuerto

Llega media hora antes. Derecho, se dirige a la pantalla con los horarios de los vuelos, y comprueba que todavía no llegó. Mira dubitativa y con pasos ágiles se sienta en el único asiento libre al lado de la puerta del aeropuerto. De la cartera saca un pequeño espejo con el que se controla la línea negra que bordea los ojos transparentes y las finas pestañas pastosas. Se polvorea su rostro pálido y redondo para darle más brillo. Cruza las piernas y se distrae con un hombre que corretea a una niña con los brazos extendidos y largando alaridos como un digno monstruo de dibujos animados. Al lado de la barra de arribos, dos hombres corpulentos y una mujer petisa conversan entusiasmados, mientras otros prefirieron esperar sentados en la cafetería. Con los dedos finos y pálidos se peina el cabello rubio y se pone brillo en los labios. Guarda el espejo y el brillo. Tamborilea en la cartera con sus dedos. Se arregla el dobladillo del jean enganchado con el cierre de una de las botas. “Estás linda, ¿a quién esperas?”, le pregunta una anciana curiosa sentada a su lado. “Nosotras, esperamos a nuestra hermana que viene de visitar a su hija en California.” La otra mujer canosa, junto de la conversadora, asiente con la cabeza. La joven, retirando para atrás su cabello rubio, le sonríe y les dice que espera a su novio. “Ah, con razón, con razón, pero está muy bonita”, le palmea la pierna. “¿A dónde se fue?, quiso saber la anciana.“¿A dónde fue?”, repite extrañada la joven. “Ah, no, no vine de Brasil, es de ahí. Lo conocí en un Chat”. “En Internet" pregunta vivaz y sorprendida la curiosa anciana. “Sí, hace cuatro meses”. La anciana le habla de como había cambiado el mundo, pero ella ya no la escucha, están anunciando el arribo del vuelo. Llegan más y más personas. Se paro. Su corazón le empieza a latir con tanta rapidez que parece que le va a salir del pecho como a un dibujo animado. Se ríe, feliz, de la idea. Por fin, tocaría a la persona con la que había compartido tanto tiempo y a la vez ninguno. En el mismo vuelo llega el novio de otra mujer que espera al lado de la barra. También se conocieron en Internet, pero ellos, hace más tiempo, seis meses, medio año y con varias llamadas telefónicas de por medio. Él, ecuatoriano que vive desde pequeño en EE.UU. y ella de Pocitos, Montevideo, Uruguay.

Salvador

Los corredores de los hospitales suelen ser intrincados y largos, con luces de tubo y olores desinfectados. Habitación 122. La primer esquina, ¿izquierda o derecha?, mmm, izquierda. El pasillo, interminable, una puerta tras otra, escoltada por coronas de claveles y personas cabizbajas que susurran. Derecha. Un corredor con láminas de cuadros paisajísticos adornan las paredes y rosas, orquídeas, y los ramos más variados y tupidos con muñecos de peluche cortejan las puertas. Habitación 118, 119 y 120. 122: Ríen y hablan alegres, mientras llora Salvador, luego de su primer baño.

P.D.: Salvador, sobrino II.



miércoles, agosto 22, 2007

Fotomanía

La tomé hoy.
Por una hora me dediqué a sacar fotos. Si hubiera tenido más tiempo, seguro duplicaba las doscientas imágenes que saqué de mi barrio.
Publico una que refleja esta época del año y también porque me gustan estas flores, parecen amistosas.
Luego de esa hora, me encontré con J. en Tres Cruces y en el camino, me topé con una situación digna de retratar y, zaz, no tenía la cámara. Esto de la fotografía se puede volver una adicción. Resulta que un señor con barba vendía comida y café con un carro de supermercado a una fila interminable de taxistas que esperaban pasajeros. El retrato: el vendedor apoyado como un gaucho en una tapera, pero en este caso en la ventana del taxi, conversaba con el taxista y, al lado, el carro de supermercado tupido de tapers, termos y repasadores.

martes, agosto 21, 2007

Anestesia


Aunque escapara, sabía que llegaría el día en el que debía digerir una pila abrumadora de teorías estratégicas de las empresas holísticas que buscan un rédito de todos sus outputs. Ese día llegó y de manera instantánea, me adormeció. Nada de lo que hice después pudo despertarme de ese letargo. Y así me mantengo en ese estado de sopor que varía con leves inyecciones de estímulo.

jueves, agosto 16, 2007

Expresiones

Carga los ochenta y cinco años con una sutil joroba que sobresale por sus huesos pegados contra la piel. Me clava la mirada con la cabeza pegada a los hombros encorvados.“Mi madre era muy anticuada, me decía: es tan, tan buen chico, lástima que sea divorciado. Nosotras somos de otra época, pensamos distinto.”Rasga sus ojos saltones como una gata que suplica por entrar en la casa. Mantiene esa expresión, por unos segundos, buscando complicidad en mis ojos. Debería existir un baúl donde conservar gestos y expresiones memorables. Me contengo para no reír. Toma un sorbo de té con delicadeza. Su compañero del colegio Alemán le pasa el jugo de naranja y le dice en alemán que no lo puede tomar. Ella, a su vez, me lo pasa a mí. Lo vacío, el ambiente es sofocante. Me cuenta de las playas de Puerto Rico. ¡Ah!, porque apenas murió su madre, se casó con el tan, tan buen chico. Ella tocaba el arpa y el era director de orquesta. Puerto Rico fue uno de los primeros destinos donde los contrataron para tocar en orquestas.

miércoles, agosto 15, 2007

Valentina María

Hoy, 15 de agosto nació Valentina María con 3, 7kg. El padre, Nicolás, no tuvo más remedio que aceptar el María (Día de la Asunción de la Virgen María). Y Belén, la madre, no puede quejarse, la beba es una santa. Nació el día programado, la tuvo por parto natural en quince minutos y, aunque los visitantes hagan ruidos, se rían, comenten en voz alta, Valentina María ni se inmuta, sigue durmiendo con una paz prodigiosa.

domingo, agosto 12, 2007

Certezas

¿Cree en la suerte? ¿Alguna vez ganó algo? Yo tuve la certeza de que ganaría un sorteo hace cinco o seis años, y lo hice. Recuerdo como si fuera hoy: me arreglaba el cabello frente al espejo cuando escuché en la radio que se presentaba una obra de teatro a beneficencia de no me acuerdo qué. Las entradas se sorteaban por un pasaje en avión de Pluna a Buenos Aires. Fui. La función no tuvo grandes actuaciones, suelo ser muy crítica con las cosas que me gustan. Cuando terminó, recuerdo pensar que había desperdiciado la plata, pero me animé cuando anunciaron el sorteo, sabía que lo ganaría. Ni siquiera me sorprendí cuando la niña sacó mi número.

P.D.:La imagen no tiene nada que ver con el texto, pero quería mostrar uno de mis felinos preferidos, los tigres de bengala blancos, que están en peligro de extinción. En India se los venera como un animal sagrado.

En portugués

Esta noche se escribe en portugués. Leo cuentos de Murilo Rubião, cuentos donde los extranjeros los encierran por hacer preguntas, donde los muertos no mueren y donde los vivos padecen por culpa de sus antepasados. Y sin poseer una cultura milenaria, me dejo llevar por su Alexandre Saldaña Ribeiro, su Simplício Santana de Alvarenga y su dudoso don José, en un regocijo fácil como un hambriento que le dan de comer. Al azar dejo una emisora y, luego de un rato, empieza a sonar música brasilera, no la fiestera, sino la tranquila, la que las voces suaves parecen decir cosas lindas. Sí, esta noche parece programada para ser escrita en portugués, en silencio y sin palabras, sólo con acento.

P.d.: Busco imágenes de una noche estrellada como la de hoy y sólo sale la pintura de Van Gogh.

miércoles, agosto 08, 2007

Objeto de estudio

Lugar: espacio compartido en donde se mezclan los sabores, los aromas y los sonidos.
Tiempo: nocturno
Participantes: dos economistas, una psicóloga y yo.
Momento: luego de saciado el apetito.
Caso expuesto: Una familia argentina, el matrimonio y su hija, se fueron a vivir a Alemania. Tuvieron problemas económicos y la nena de diez años era discriminada en el colegio por ser la extranjera. Los prontuarios infantes de sus compañeros se burlaban de la hija y hasta la amenazaron con violarla. Repito, los retrasados maricones de diez años amenazaban con violar a una nena de diez años. La niña de diez años nunca le dijo nada a los padres porque los veía angustiados y preocupados por los problemas económicos. Los padres se enteraron por otros padres del colegio.
Conclusión1: Los mocosos maricones deben ser dañados de igual manera y proporción que la que ellos dañan. ¿O justicia no significa dar a cada uno lo suyo?
Conclusión 2: Desmitificar a los niños como angelitos: pueden ser igual y hasta peor que cualquier adulto. Hay niños que son como las plantas infectadas que se arquean, por eso, se debe enderezarlos.
Conclusión 3: Los seres humanos necesitan sentirse superiores. Denigrar está en la naturaleza humana, acota la psicóloga.
Conclusión 4: Culpa de los padres y la sociedad contemporánea.

Conclusión 5: Los depravados mocosos maricones no deberían poder sentarse por unos días.

martes, agosto 07, 2007

Aquí y allá

Un benteveo y un petirrojo jugueteaban cerca de un Arce en el jardín botánico de Palermo. En el Malba un adolescente se quejó de unas papas que se exhiben en una colección de arte argentino de 1960, cuando se intentó reinventar el arte. La escenografía de la obra, Atendiendo al Sr. Sloane, se adaptaba bien al espacio de la sala del teatro, a pesar de ser un galpón en la Ciudad Cultural de Konex. San Telmo parece Ciudad Vieja por el ambiente añejo de hace siglos y la cantidad de bares. A la tarde, un petirrojo se paseaba entre las mesas de las terrazas de Recoleta. Así es, aquí estoy, por unos días, me escapé a Buenos Aires.

lunes, agosto 06, 2007

Leona


Ella es mi madre. Aunque también podría ser una mula porque su terquedad, a veces, la asfixia. Pero no. Ella es una leona y ayer, 5 de agosto cumplió un año más.

jueves, agosto 02, 2007

¿Qué ves?


Ocurrió una mañana cualquiera. Me levanté intentando recordar el sueño tormentoso que me había despertado cuando, sin previo aviso, sucedió . Así, como cuando acontece lo inesperado e impredecible que sorprende y sobresalta a su presa. Y así, sin más, el ojo izquierdo me susurró. No fueron unas palabras cálidas que se podrían esperar de un elemento fundamental del cuerpo, sino que fueron cortantes y punzantes, hasta criticonas. “¿Te sorprende? ¿Te viste dormir? ¡Eh! A-rro-lla-da como un ovillo de lana. Y querida, las personas normalesss (hizo énfasis en esa palabra, el desgraciado) descansan cuando duermen, y en esa distinción, tú precisamente no entras.” Frenética, me froté los ojos, pero la fastidiosa vocecita no paraba. “Todo el día dale que te dale, de aquí para allá, taladrando el tecleado frente a la computadora.” Corrí al baño para mirarme al espejo, pero lo único que vi fue el ojo izquierdo con su tic, tic, tic, mientras la diabólica voz seguía martillándome la cabeza. “¡Mírate, mírate despojo ojeroso, no te vendría mal algún deporte!” Si esas palabras hubieran sido las únicas, hubiera pensado que era parte del sueño tumultuoso que me había despertado, pero no, el ojo izquierdo no cesaba su parloteo. Debía irme. Era tarde. Me vestí con lo primero que encontraron mis manos y me marché del edificio, tan perturbada que ni siquiera saludé al portero por miedo a que me descubriera el fenómeno parlatán y criticón. “Ah. Ahora soy el malo de la película, ¿dónde quedó la honestidad espontánea? Destruida por una complicidad solapada.” Cállate, cállate, le susurré angustiada. ¡Cállate!, le chillé justo cuando pasaba un transeúnte que me miró desconcertado. No me salió ninguna otra palabra, sonreí y mis piernas caminaron lo más rápido que pudieron hasta la parada. Subí al ómnibus siempre mirando al piso como si ahí encontrara alguna solución. Del piso, mi mirada pasó al paisaje. Sentí la mirada de alguien, voltee al frente y vi a un niño con unos ojazos negros que sostenían la mirada, sin pestañar. “No te mira a ti, quedó hipnotizado por mi belleza natural y mi ritmo acompasado.” El niño sonrió. El padre lo tironeó, habían llegado a la parada. Cerré los ojos.

A partir de aquí puede pasar dos cosas o más:
a) Ese ojo y ella fueron los únicos testigos de algo del pasado (algún suceso insignificante que la traumo).
b) Cuenta en presente lo que le sucede a partir de ese momento y luego ella termina diciendo lo mismo que la voz y la voz desaparece.
c) Está abierta para que puedan completar la historia.