De pequeño Cortázar solía escribir en el aire las palabras, que según él, tenían un cierto dibujo, cierto color y melodía , y un valor mágico. Su conocimiento de la lengua se reflejan en las estructuras originales de sus cuentos. Desde su más tierna infancia desvinculaba las palabras de su utilidad pragmática y jugaba con ellas. “Roma” al revés, tiene un sentido distinto. “Dadle arroz a la zorra el abad” dicen la misma cosa. Él decía que era severo y muy riguroso frente a las palabras. “No escribir duro, pero sí ceñido, eliminando todo lo eliminable, que es mucho”.
La fascinación de las palabras se basa en entrevistas que realiza el uruguayo, Omar Prego Gadea a Cortázar, unos meses antes de fallecer en París.
La fascinación de las palabras se basa en entrevistas que realiza el uruguayo, Omar Prego Gadea a Cortázar, unos meses antes de fallecer en París.
5 comentarios:
El mundo de los palíndromos es un laberinto...
Palabras. Ayer mi madre y yo coincidimos en que "lisiado" es fea.
Aborrezco muchas palabras. Sobre todo las que usan -y abusan- los sociólogos.
Este verano, uno de mis grandes triunfos será: Cortázar, cuentos completos.
Yo odio la palabra "inútil". Me recuerda a "lisiado"
Sí, lisiado es horrible, sobre todo porque el lisiado padece una incapacidad física por un momento de infortunio. Pero inútil se gana todos los premios de detestable y más si está acompañado con un suspiro de suficiencia. Yo odio la palabra odiar, porque después de ella, no hay nada más.
Alnonino, se me ocurren varios cuentos para recomendarte, pero creo que mejor te puedo prestar uno de sus libros, y así averiguas si te gusta.
Es "dábale arroz a la zorra...".
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