viernes, junio 22, 2007
Descanso en movimiento
La vida es un sueño y no me refiero a la obra de Calderón. Esa tarde todos dormían. Todos, excepto el chofer y el guarda que no paraban de parlotear. Ellos y yo estábamos sonámbulos y vigilantes del sueño de los demás. Los ronquidos de un señor corpulento se colaban en mi lectura sobre un arquitecto que supo ser talentoso e idealista en tiempos comunistas. Los rostros de los pasajeros estaban distendidos, lánguidos, sin expresión. Sumergidos en precipicios mentales, descansaban. Les concedieron una tregua a sus pensamientos, preocupaciones y alegrías. Resulta extraño ver a las personas dormir, todos lo hacen de una manera distinta. Unos duermen con la boca abierta, otros con la boca cerrada, arrollados, con los piernas extendidas o separadas, con la cabeza apoyada sobre el respaldo del asiento o sobre el hombro del de alado. Ni el monótono y molesto sonido de un celular que advertía baja batería, interrumpía sus sueños. Estaba oscuro. Los sueños se trasportaban silenciosos mientras intentaba distinguir figuras a través de la ventana.
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