“Los sucesos de aquellos días quedaron impregnados en la memoria de los espectadores, que emocionados reviven con la misma mirada inocente el episodio de la batalla naval, que hizo vibrar la península del este con los cañonazos. El hundimiento del acorazado alemán de bolsillo, el Graf Spee, en el puerto de Montevideo, ante la mirada incrédula del público, fue un espectáculo mejor que cualquier película de guerra o relato de los periódicos durante la Segunda Guerra Mundial. La batalla naval de los buques ingleses contra el alemán frente a las costas fernandinas permanece latente en los pobladores sobrevivientes que escriben la historia de este espectáculo bélico."
Este es el final del reportaje que acabo de terminar. Siento este placer inconmensurable cada vez que termino una texto: la ducha parece más refrescante y la comida más rica. Mañana leeré desde el comienzo hasta este último párrafo y, tal vez, modifique varias palabras, eliminé subordinadas y corrija puntuación, pero ahora no; ahora voy a dormir.
3 comentarios:
¡Felices sueños!
El abuelo de uno que jugaba al fútbol conmigo, vino en el Graf. Era nazi, como todos los jóvenes alemanes de esa época. Llegó herido a Montevideo, y una enfermera lo curó. Con ella tuvo cuatro hijos, uno de ellos, el padre del que jugaba al fútbol conmigo.
Mientras hacía un reportaje sobre el Graf, su abuelo murió. Jorge Lafauci.
Al, Qué historia, muy buena, y con qué final. A mí me pasó algo parecido, gran parte de las personas que llamaba, habían fallecido en las últimas semanas. Todos de ochenta para arriba.
Tú también Eresfea, que tengas dulces sueños.
Estoy tentada de corregir varias palabras de ese último párrafo, pero no lo voy a hacer...
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