El cuerpo voluminoso se mezcla en un soplido con el de la otra. Aparecen y desaparecen en las aguas tranquilas de la mansa. Despreocupadas de las miradas indiscretas, juegan sin parar. No conocen el pudor, se mueven instintivamente a escasos metros de la orilla.
El espectáculo lo dieron, el martes, dos ballenas francas australes en las playas de la mansa. Mi padre me despierta a las 8 de la mañana con un beso y me avisa que hay dos ballenas en la parada donde vivimos.
Este año sólo había visto unas pocas en agosto y septiembre, siempre de a dos, bueno a veces hay más.
Las “exhibicionistas”-según las llama mi abuela- buscan estas aguas calientes y tranquilas para reproducirse.
La industria de la zona en el S XIX y a principios del SXX era la caza de las ballenas. Hasta 1910 funcionó un puerto ballenero y una factoría en la Isla Gorriti. El escudo de Maldonado refleja esta situación. Antes eran cazadas indiscriminadamente, hoy brindan un espectáculo que atrapa a cualquier espectador.
jueves, octubre 19, 2006
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1 comentario:
Brillante adjetivadora, la abuela.
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