Cuando traje a Josefina, hace casi nueve meses, se acurrucaba sobre mi pecho y dormía escuchando los latidos de mi corazón. Ahora, sólo entra su cabeza en mi regazo. Creció.
Josefina es la cachorra, la consentida de la casa. Si bien tiene un espíritu destructivo y depredador innato, sabe con quien meterse y con quien no. Obedece, excepto con los pájaros.
Josefina está en la etapa de crecimiento. Come todo lo que se cruza, con patas y por supuesto, más pequeño que sus proporciones. Ahora se la agarró con una gallineta.
La persigue por el jardín. Revolea la cola, frenéticamente, de un lado al otro, le da una vuelta entera, otra y otra, y después de vuelta, la zarandea de izquierda a derecha. La gallineta, para vengarse, le come la comida. Josefina cuando la descubre dispara como un torpedo para atraparla. Pero su tiranía no se limita a la gallineta, también pisotea con sus patitas extra large y come a las hormigas, caza a las moscas y a cualquier bicho con alas. Trato de mostrarle que los pájaros no se los caza, pero ella igual trae orgullosa a su presa entre los dientes como un trofeo. Me mira desconcertada cuando la rezongo. No hay forma de hacerle enternder de que los pájaros no.
jueves, mayo 31, 2007
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1 comentario:
Me la imagino... me encantaría una foto del próximo paseo :)
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