Sábado 26, Maldonado.
De tarde. La parada 23 de la mansa colmada de gente, autos, motos y bicicletas. Me acerqué a unas adolescentes que sacaban fotos con cámaras digitales.
-¿Qué miran?-les pregunté curiosa.
-A las ballenas, están ahí.
Me señalan, entusiasmadas, un punto indefinido en dirección este, a la Punta del Chileno. Doy una barrida con la mirada a la bahía y nada, ninguna especie corpulenta se asomaba a la superficie. Ellas seguían sacando fotos.
-No las veo- les pregunté desconcertada.
-Ahí, son tres.
-Lo único que veo ahí, son tres boyas.
-No, no, son ballenas-,afirmaron convencidas.
En efecto, son tres boyas que están desde que se inauguró el Hotel Serena, hace cuatro años, por lo menos. Yo no vi ballenas. Será que cada uno ve lo que quiere ver.
miércoles, agosto 29, 2007
lunes, agosto 27, 2007
Historias de aeropuerto

Salvador
Los corredores de los hospitales suelen ser intrincados y largos, con luces de tubo y olores desinfectados. Habitación 122. La primer esquina, ¿izquierda o derecha?, mmm, izquierda. El pasillo, interminable, una puerta tras otra, escoltada por coronas de claveles y personas cabizbajas que susurran. Derecha. Un corredor con láminas de cuadros paisajísticos adornan las paredes y rosas, orquídeas, y los ramos más variados y tupidos con muñecos de peluche cortejan las puertas. Habitación 118, 119 y 120. 122: Ríen y hablan alegres, mientras llora Salvador, luego de su primer baño.
P.D.: Salvador, sobrino II.
P.D.: Salvador, sobrino II.
miércoles, agosto 22, 2007
Fotomanía
Por una hora me dediqué a sacar fotos. Si hubiera tenido más tiempo, seguro duplicaba las doscientas imágenes que saqué de mi barrio.
Publico una que refleja esta época del año y también porque me gustan estas flores, parecen amistosas.
Luego de esa hora, me encontré con J. en Tres Cruces y en el camino, me topé con una situación digna de retratar y, zaz, no tenía la cámara. Esto de la fotografía se puede volver una adicción. Resulta que un señor con barba vendía comida y café con un carro de supermercado a una fila interminable de taxistas que esperaban pasajeros. El retrato: el vendedor apoyado como un gaucho en una tapera, pero en este caso en la ventana del taxi, conversaba con el taxista y, al lado, el carro de supermercado tupido de tapers, termos y repasadores.
martes, agosto 21, 2007
Anestesia

Aunque escapara, sabía que llegaría el día en el que debía digerir una pila abrumadora de teorías estratégicas de las empresas holísticas que buscan un rédito de todos sus outputs. Ese día llegó y de manera instantánea, me adormeció. Nada de lo que hice después pudo despertarme de ese letargo. Y así me mantengo en ese estado de sopor que varía con leves inyecciones de estímulo.
jueves, agosto 16, 2007
Expresiones

miércoles, agosto 15, 2007
Valentina María

domingo, agosto 12, 2007
Certezas

P.D.:La imagen no tiene nada que ver con el texto, pero quería mostrar uno de mis felinos preferidos, los tigres de bengala blancos, que están en peligro de extinción. En India se los venera como un animal sagrado.
En portugués

P.d.: Busco imágenes de una noche estrellada como la de hoy y sólo sale la pintura de Van Gogh.
miércoles, agosto 08, 2007
Objeto de estudio

Tiempo: nocturno
Participantes: dos economistas, una psicóloga y yo.
Momento: luego de saciado el apetito.
Caso expuesto: Una familia argentina, el matrimonio y su hija, se fueron a vivir a Alemania. Tuvieron problemas económicos y la nena de diez años era discriminada en el colegio por ser la extranjera. Los prontuarios infantes de sus compañeros se burlaban de la hija y hasta la amenazaron con violarla. Repito, los retrasados maricones de diez años amenazaban con violar a una nena de diez años. La niña de diez años nunca le dijo nada a los padres porque los veía angustiados y preocupados por los problemas económicos. Los padres se enteraron por otros padres del colegio.
Conclusión1: Los mocosos maricones deben ser dañados de igual manera y proporción que la que ellos dañan. ¿O justicia no significa dar a cada uno lo suyo?
Conclusión 2: Desmitificar a los niños como angelitos: pueden ser igual y hasta peor que cualquier adulto. Hay niños que son como las plantas infectadas que se arquean, por eso, se debe enderezarlos.
Conclusión 3: Los seres humanos necesitan sentirse superiores. Denigrar está en la naturaleza humana, acota la psicóloga.
Conclusión 4: Culpa de los padres y la sociedad contemporánea.
Conclusión 5: Los depravados mocosos maricones no deberían poder sentarse por unos días.
martes, agosto 07, 2007
Aquí y allá


lunes, agosto 06, 2007
Leona
jueves, agosto 02, 2007
¿Qué ves?

Ocurrió una mañana cualquiera. Me levanté intentando recordar el sueño tormentoso que me había despertado cuando, sin previo aviso, sucedió . Así, como cuando acontece lo inesperado e impredecible que sorprende y sobresalta a su presa. Y así, sin más, el ojo izquierdo me susurró. No fueron unas palabras cálidas que se podrían esperar de un elemento fundamental del cuerpo, sino que fueron cortantes y punzantes, hasta criticonas. “¿Te sorprende? ¿Te viste dormir? ¡Eh! A-rro-lla-da como un ovillo de lana. Y querida, las personas normalesss (hizo énfasis en esa palabra, el desgraciado) descansan cuando duermen, y en esa distinción, tú precisamente no entras.” Frenética, me froté los ojos, pero la fastidiosa vocecita no paraba. “Todo el día dale que te dale, de aquí para allá, taladrando el tecleado frente a la computadora.” Corrí al baño para mirarme al espejo, pero lo único que vi fue el ojo izquierdo con su tic, tic, tic, mientras la diabólica voz seguía martillándome la cabeza. “¡Mírate, mírate despojo ojeroso, no te vendría mal algún deporte!” Si esas palabras hubieran sido las únicas, hubiera pensado que era parte del sueño tumultuoso que me había despertado, pero no, el ojo izquierdo no cesaba su parloteo. Debía irme. Era tarde. Me vestí con lo primero que encontraron mis manos y me marché del edificio, tan perturbada que ni siquiera saludé al portero por miedo a que me descubriera el fenómeno parlatán y criticón. “Ah. Ahora soy el malo de la película, ¿dónde quedó la honestidad espontánea? Destruida por una complicidad solapada.” Cállate, cállate, le susurré angustiada. ¡Cállate!, le chillé justo cuando pasaba un transeúnte que me miró desconcertado. No me salió ninguna otra palabra, sonreí y mis piernas caminaron lo más rápido que pudieron hasta la parada. Subí al ómnibus siempre mirando al piso como si ahí encontrara alguna solución. Del piso, mi mirada pasó al paisaje. Sentí la mirada de alguien, voltee al frente y vi a un niño con unos ojazos negros que sostenían la mirada, sin pestañar. “No te mira a ti, quedó hipnotizado por mi belleza natural y mi ritmo acompasado.” El niño sonrió. El padre lo tironeó, habían llegado a la parada. Cerré los ojos.
A partir de aquí puede pasar dos cosas o más:
a) Ese ojo y ella fueron los únicos testigos de algo del pasado (algún suceso insignificante que la traumo).
b) Cuenta en presente lo que le sucede a partir de ese momento y luego ella termina diciendo lo mismo que la voz y la voz desaparece.
c) Está abierta para que puedan completar la historia.
A partir de aquí puede pasar dos cosas o más:
a) Ese ojo y ella fueron los únicos testigos de algo del pasado (algún suceso insignificante que la traumo).
b) Cuenta en presente lo que le sucede a partir de ese momento y luego ella termina diciendo lo mismo que la voz y la voz desaparece.
c) Está abierta para que puedan completar la historia.
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