Lugar: espacio compartido en donde se mezclan los sabores, los aromas y los sonidos.
Tiempo: nocturno
Participantes: dos economistas, una psicóloga y yo.
Momento: luego de saciado el apetito.
Caso expuesto: Una familia argentina, el matrimonio y su hija, se fueron a vivir a Alemania. Tuvieron problemas económicos y la nena de diez años era discriminada en el colegio por ser la extranjera. Los prontuarios infantes de sus compañeros se burlaban de la hija y hasta la amenazaron con violarla. Repito, los retrasados maricones de diez años amenazaban con violar a una nena de diez años. La niña de diez años nunca le dijo nada a los padres porque los veía angustiados y preocupados por los problemas económicos. Los padres se enteraron por otros padres del colegio.
Conclusión1: Los mocosos maricones deben ser dañados de igual manera y proporción que la que ellos dañan. ¿O justicia no significa dar a cada uno lo suyo?
Conclusión 2: Desmitificar a los niños como angelitos: pueden ser igual y hasta peor que cualquier adulto. Hay niños que son como las plantas infectadas que se arquean, por eso, se debe enderezarlos.
Conclusión 3: Los seres humanos necesitan sentirse superiores. Denigrar está en la naturaleza humana, acota la psicóloga.
Conclusión 4: Culpa de los padres y la sociedad contemporánea.
Conclusión 5: Los depravados mocosos maricones no deberían poder sentarse por unos días.
miércoles, agosto 08, 2007
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3 comentarios:
Conclusiones.
No comparto la uno, porque esas medidas son siempre inexactas. La justa ira para mí existe sólo nominalmente, cuando se desata la furia.... Digamos que deben ser dañados (otro día contaremos cómo).
Cualquiera con memoria comprende y acata la dos.
La tres me parece demasiado elaborada en las circunstancias que cuentas (quizá es que yo soy muy primitivo).
Me gustaría que de la cinco se ocupara el padre de cada criatura. Atizaría con la mano desnuda golpes furiosos en las nalgas de su vástago, hasta que al vástago en cuestión no le entre ni el pantalón del pijama.
Je, je. Sí, la conclusión 3 la aportó la psicóloga. Pero enseguida cambió el tono de la conversación cuando resumí la 1 y la 2 con la 5: rieron. No sé ni como tuvo tiempo para la cena, debe de estar llena de pacientes con esa postura.
Los nenes:
"Era una bromita, no exageren".
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