martes, diciembre 11, 2007

Agpothsta

El viernes pagué la última cuota de la facultad. El sábado, el día de la Virgen, armamos un modesto arbolito de navidad, por primera vez en cuatro años en que vivimos en el apartamento. El domingo mi madre me llama al celular y me dice que viajan, ella y mi padre, sin rumbo, con la secreta convicción de que mi padre tiene claro el itinerario. Ayer concreté algunos asuntos pendientes y, hoy, no sé, llamadas y...cansada, muy cansada.

2 comentarios:

mi-tacua-uy dijo...

Ánimo que de esta maratón sólo te quedan los últimos 100 metros.

Mira, este texto me ayuda mucho, lo puse hace tiempo en el blog.

Remedios para la Tristeza

¿Se mitiga el dolor o tristeza por cualquier delectación?
Como consta por lo dicho anteriormente (q.23 a.4; q.31 a.1 ad 2), la delectación es cierto reposo del apetito en el bien conveniente, mientras la tristeza proviene de aquello que es contrario al apetito. De ahí que la delectación sea a la tristeza en los movimientos apetitivos lo que el reposo es a la fatiga en los cuerpos, fatiga que proviene de alguna transmutación no natural, pues la misma tristeza implica cierta fatiga o enfermedad de la potencia apetitiva. Y así como todo reposo del cuerpo constituye un remedio contra cualquier fatiga proveniente de cualquier causa no natural, así toda delectación es un remedio para mitigar la tristeza, sea cual fuere su procedencia.

¿Se alivia el dolor o la tristeza con el llanto?
Las lágrimas y gemidos alivian naturalmente la tristeza por dos razones. En primer lugar, porque todo lo nocivo que se guarda en el interior aflige más, pues la atención del alma se concentra más sobre ello, pero cuando se manifiesta al exterior, entonces la atención del alma en cierto modo se desparrama sobre las cosas exteriores, y así disminuye el dolor interior. Y, por eso, cuando los hombres que se hallan atribulados manifiestan su tristeza exteriormente por el llanto o gemido, o también por la palabra, se mitiga su tristeza. En segundo lugar, porque la operación que conviene al hombre según la disposición en que se encuentra le es siempre deleitable. Ahora bien, el llanto y los gemidos son operaciones que convienen al hombre entristecido o con dolor, y, por tanto, se le hacen deleitables. Así, pues, puesto que toda delectación alivia de alguna manera la tristeza o dolor, como se ha dicho (a.1), se sigue que la tristeza se alivia por el llanto y los gemidos.

¿Se mitigan el dolor y la tristeza por la compasión de los amigos?
El amigo que se conduele en las tribulaciones es naturalmente consolador. De lo cual da dos razones el Filósofo en IX Ethic. La primera de ellas es porque, siendo propio de la tristeza el apesadumbrar, implica la idea de cierto peso, del cual procura aligerarse quien lo sufre. Así, pues, cuando alguien ve a otros contristados de su propia tristeza, se hace como una ilusión de que los otros llevan con él aquella carga, como si se esforzaran en aliviarle del peso, y, por eso, lleva más fácilmente la carga de la tristeza, como también ocurre en la transportación de las cargas corporales. La segunda y mejor razón es que, por el hecho de que sus amigos se contristan con él, entiende que le aman, lo cual es deleitable, como se ha dicho anteriormente (q.32 a.5). Luego, mitigando toda delectación la tristeza, según se ha indicado antes (a.1), se sigue que el amigo que se conduele mitiga la tristeza.

¿Se mitigan el dolor y la tristeza por la contemplación de la verdad?
Como se ha indicado anteriormente (q.3 a.3), la mayor delectación consiste en la contemplación de la verdad. Ahora bien, toda delectación mitiga el dolor, según se ha dicho antes (a.1). Por consiguiente, la contemplación de la verdad mitiga la tristeza o el dolor, y tanto más cuanto más perfectamente es uno amante de la sabiduría. Y por eso los hombres se alegran en medio de las tribulaciones por la contemplación de las cosas divinas y de la futura bienaventuranza, según aquello de Sant 1,2: Tened, hermanos míos, por sumo gozo el caer en diversas tribulaciones. Y lo que es más, semejante gozo se encuentra en medio de los tormentos corporales, como el mártir Tiburcio, que, andando con los pies desnudos sobre carbones encendidos, dijo: Parece me que camino sobre rosas en el nombre de Jesucristo .

¿Se mitigan el dolor y la tristeza por el sueño y los baños?
Como se ha indicado anteriormente (q.37 a.4), la tristeza es contraria según su especie al movimiento vital del cuerpo. Y por eso aquellas cosas que restablecen la naturaleza corporal a su debido estado de movimiento vital son contrarias a la tristeza y la mitigan. Además, por el hecho de que mediante estos remedios vuelve la naturaleza a su debido estado, son causa de delectación; pues esto es lo que produce la delectación, según se ha dicho anteriormente (q.31 a.1). Luego por estos remedios corporales se mitiga la tristeza, ya que toda delectación la mitiga.

Tomado de http://www.hjg.com.ar/sumat/b/c38.html

¿No son geniales estos consejos?

Resumiendo: 1) Hacer algo que nos guste y distraiga. Yo sugiero deporte, pero cada cual a lo que le convenga.

2) Llorar

3) Hablar

4) Levantar la vista, y convencernos de que este mundo es algo pasajero.

5) Dormir y bañarse.

Pensar que Santo Tomás era un teólogo con mayúsculas y que dentro de los 5 remedios que nombra, sólo uno es de origen sobrenatural me hacen pensar que además de un gran teólogo era un hombre que vivía con los pies en la tierra.

Bon apetit!

Anónimo dijo...

Ánimo! Que las últimas piedas son las que más cuestan pero las que de verdad valen la pena :)