miércoles, abril 11, 2007

Pasajera 120


Suena el celular, mensaje de texto. Pago al guarda del 300, me siento y leo el mensaje. ¿Ese es el 120? No sé, le respondo a una señora sentada a mi lado con unos lentes redondos que le cubren los ojos y gran parte de la cara. Miro ignorante el celular. Mi bisnieta me pide el 120, yo se lo presto, pero no se lo doy, no me puedo despegar de mi 120. ¿El tuyo dice la hora en voz alta? No. Ahí me encuentro, ignorante y vencida por la tecnología de una señora con mirada tierna y con cuatro bisnietos. Para demostrarlo, saca de su bolsillo el celular, aprieta con fuerza por unos segundos el numeral. Una programada voz femenina anuncia: seis menos diez. La señora me mira fascinada como si me estuviera mostrando el último chiche tecnológico. ¿Sabe escribir mensajes de texto?, le lancé sin que pudiera contenerme. Con la misma mirada divertida y hasta algo cómplice me responde descaradamente que sí. Me quedé muda, estupefacta y divertida. Aprendí hace muy poco, mis nietos me mandan mensajes todo el tiempo. Todos tienen celular, mi marido, mis hijos y mis once nietos.
Suena su celular. Como una experta, anuncia que es un mensaje de texto. Sigue sonando. Me parece que es una llamada, le señalé fastidiosa. Dudó de qué tecla apretar, hasta que se decidió a hablar. Es una llamada. Todos en el ómnibus escuchan la conversación telefónica. Corta, y sin que le pregunte, me cuenta: Me llamó un chiquilín, lo conozco desde que nació, fue compañero de uno de mis hijos, tiene novia y un remate me pidió que testifique que es de allá ¿Te dije que soy de Mercedes, departamento de Durazno? No, ¿cómo es allá? ¡Ah! Es muy lindo, lo tenés que conocer.

En fin, la señora, amorosa, se bajó en la siguiente parada, no sin antes contarme que había tenido que venirse a Montevideo a trabajar hace cuatro años porque su jubilación y la del marido resultan muy escasas. Cocina en una casa y cada quince días va a visitar a su familia. Debe de tener más de 75 años y sigue trabajando. Son una vergüenza las jubilaciones de este país. Señora, el Domingo de Ramos estuve en Durazno. Por falta de tiempo, no pude visitar Mercedes, pero créame que lo haré.

3 comentarios:

Natilla dijo...

es la emocion que sienten muchas personas mayores cuando manejan un celular... creen q están en la última, no es para fastidiarse. También se suma las ganas de hablar, que generalmente tienen los que están solos.

eresfea dijo...

A mí los celulares me siguen pareciendo aparatos del diablo. Resistiré.

El otro yo dijo...

No, no me fastidió, la recuerdo con mucha ternura.
Eresfea quiere un lugar en el récords guines.