martes, enero 29, 2008

Tarde

Santiago tiene un año y cuatro meses y, gran parte del día, mira, atento, a la calle desde su hamaca con forma de avión. Los ojos negros se fijan en los personas que pasan caminando por la tranquila calle Margarita Uriarte de Herrera. La madre lo venía a visitar, embarazada, pero hace meses que no pasa por la calle. A Santiago le gusta que lo acurruquen, mientras le cantan, pero Graciela no puede, tiene que cuidar otros cinco bebés del INAU. El hermano se encuentra en otro orfanato, y a pesar de que la madre hace meses y meses que no aparece, Santiago no puede ser adoptado. Las leyes, los jueces y las asistentes sociales obligan a que deba transcurrir un año para que Santiago pueda formar parte de una familia.

2 comentarios:

eresfea dijo...

No hay imagen posible para este texto. A veces unas palabras valen más que mil imágenes. Pero sólo a veces, y tampoco da alegría escribirlas, ¿verdad...? Pero hay que escribirlas.

Anónimo dijo...

Buen ojo para ver una realidad muchas veces no tan cercana...