martes, octubre 28, 2008

La manía de clasificar y de calificar

Hay dos tipos de películas: las light y las transformadoras. Las primeras pertenecen al aglomerado grupo de las tramas “livianas”; aquellas que desde el arranque se sabe el desarrollo y el final, cuando todo se arregla. Estas historias “hollywoodenses” entretienen y son muy útiles para distraerse, por ejemplo, No te metas con Zohan, El diablo se viste a la moda y Los tuyos, los míos y los nuestros. El otro tipo de películas, las segundas, “introducen” en historias más “reales” de las que no se conoce, de a priori el recorrido ni el final. Las segundas, al contrario de las primeras, no se las pueden encasillar en ningún género: ¿Sin lugar para los débiles es drama, suspenso o humor-aclaro-? Quizá, por esto, a veces se yuxtaponen géneros como tragicomedia. Tal vez se debería inventar un combo como comedramacción para que en el momento de escoger las películas del segundo tipo, entendiéramos lo que vamos a encontrar.
Los festivales de cine nos despabilan del letargo de las películas light, que predominan en las carteleras durante el año, y son una buena oportunidad para conocer lo que se está haciendo en el mundo y, sobre todo, para entender lo que realmente le importa a la sociedad. En el 7to Festival de cine de Montevideo, organizado por el Movie Center, se pudieron ver películas que exploran el lenguaje cinematográfico a través de historias humanas, y a diferencia de otros años, ya no tratan sobre personas solitarias y deprimidas.

Del uno al cinco.
Lluvia (Argentina): El comienzo de la protagonista(Valeria Bertucelli) atascada en un embotellamiento me trasladó al cuento Autopista del sur de Cortázar y me generó la expectativa de que la historia se iba a desarrollar en ese embotellamiento. No ocurre así, hay otros escenarios, y la única constante es la lluvia. La protagonista está atascada en una separación que le cuesta asumir, al igual que el hombre con el que se encuentra. Me hubiera gustado más primeros planos de partes de la cara o del cuerpo. Un cuatro.
El invitado (Francia): Enredos típicos de la comedia francesa: parodia del modo en que se selecciona al personal de las empresas. Un dos.
La soledad (España): Película española organizada en capítulos y dividida en cuadros, que trata sobre la vida de dos mujeres que se ve afectada por un atentado terrorista. Un cuatro.
Cuatro minutos (Alemania): Reacciones violentas, pasados violentos y el amor por la música del piano, comparten dos mujeres: una joven presa y una anciana profesora. Un tres.
El café de los maestros(Argentina): Documental que reúne a grandes figuras del ambiente tanguero rioplatenses para un concierto en el Teatro Colón y para la grabación de un disco. Apto para los que le gusta la música del dos por cuatro.
Encarnación (Argentina): Desnuda la personalidad de una ex vedette de más de cincuenta años. No hay mayores conflictos, ni cambios en el personaje, sin embargo, la película no aburre. Un tres.
Juntos nada más (Francia): Excelentes personajes (Audrey Tautou, Guillaume Canet, Laurent Stocker y Francoise Bertil); encantadora historia. Un cuatro.

Quedaron en el debe:
¿De quién es el portaligas?, dirigida por Fito Páez y otras dos argentinas: Gigantes en Valdés y Leonera. También Tropa de elite, brasilera, y Rocknrolla que trata sobre la mafia rusa en Inglaterra.

Aclaro: Los hermanos Coen crean escenas de suspenso muy buenas y en esas escenas, a veces el personaje de Bardem da gracia, por ejemplo, cuando parece que va a matar al hombre de la estación de servicio y le dice con su vozarrón: “amigo” o cuando la mujer gorda de la recepción no le quiere dar información del tipo que busca y la expresión de perplejidad de Bardem, mata-debe de ser la única expresión del personaje-.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me agrado tu forma de expresar por medio de la escritura tu critica hacia las peliculas que vistes.

Coppelia dijo...

Me había dado pena no haber ido al festival y esto ya es una exposiciòn completa, gracias.